Homenaje
a una obra mayor…
Por Mercedes
Eleine González
Cayó
en mis manos sin yo esperarlo, como caen las cosas que no se pueden evitar,
porque están destinadas a uno como un karma, como un regalo que alguien nos
dedicó hace tiempo y no nos había podido entregar; siempre bienvenido. Cuando
comencé a leerlo me di cuenta de que hubiera sido el libro que yo hubiera
escrito… si yo fuera escritora, pero no es mi libro, sino el libro de otra
persona que sufrió lo mismo que yo y padeció en silencio mis propias
vicisitudes y carencias, y supo volcarlas en palabras porque si no se ahogaba.
Eran las mismas frases que yo hubiera podido usar y nunca usé. Es el mismo
libro del que yo hubiese querido ser la autora y no lo fui. Entonces lo envidié
con esa envidia sana que se parece mucho a la admiración del que quiso hacer algo
parecido pero no pudo.
Confieso
también que me atrapó, desde el mismo instante en que inicié su lectura
comprometida con una reseña literaria. No lo leí por compromiso, como se leen
algunas obras para quedar bien con el autor y con el público, lo leí de un
tirón porque su manera de narrar, directa, sencilla, sin ambages ni recovecos
literarios, su estilo lineal y franco, me agarró desde el mismo momento en que
me di cuenta de que estaba ante una obra mayor, que narraba una historia
triste, estaba ante un testimonio desgarrador como un grito cuyo sonido mudo
arrastra todo el dolor, de quien se sabe desarraigado y lucha contra su propio
desarraigo, y siente allá en lo profundo de su corazón que su vida se escinde y
ya no puede evitarlo. Es demasiado tarde. Y eso es lo que duele; la impotencia
de no poder parar a tiempo para volver a ser lo que se era. Lo que ya no somos.
Lo que nunca seremos. Lo que fuimos alguna vez. El yo de siempre luchando
contra el nuevo yo en un medio diferente, al que hay que adaptarse a pesar de
todo, con bríos, con dientes, con garras, con fuerza telúrica, con afán, con
miedos, con angustias y también con amor.
Doce
capítulos que recogen la esencia de la vida cotidiana del cubano de a pie,
conforman este libro, cada uno resumido en un título que define con pocas palabras
lo fundamental de lo que tratarán los mismos. Con una manera peculiar de
contar, como solo lo sabe hacer quien domina el oficio más solitario del mundo,
el escritor y poeta cubano, Pedro Pablo Pérez Santiesteban, desgrana en un
estilo fluido de verbo preciso, las disímiles historias de cada uno de los
varios personajes que conforman este mundo a veces sórdido, donde los valores
morales se degradan a causa de las grandes carencias materiales, que traen
aparejado el conflicto interior de seres cuya elemental filosofía, es
sobrevivir en medio del caos social que entraña un sistema político-económico
obsoleto.
Tomando
como base una frase definitoria del libro, muy bien resumido en el prólogo
escrito por la periodista Margarita Polo, añado que: “duele el corazón y llora
el alma del emigrante, aunque el suelo que lo acoja mejore su existencia. Esa
es la esencia Del otro lado de las costas, bella prosa que nos regala
el poeta Pedro Pablo Pérez Santiesteban”.
El
verbo exacto, la palabra idónea, un estilo conciso y una forma de narrar
fluida, dan cuerpo a una historia conmovedora, donde cada cubano se verá
reflejado porque es el acontecer cotidiano de cada vida y de cada seno familiar,
que por causas ajenas a voluntades propias han visto fragmentadas las familias
y padecido en muchas ocasiones la pérdida de sus seres amados en la búsqueda
incesante de una vida mejor.
¿Qué
hay más allá del retorno, de ese encuentro idealizado por aquellos que una vez
partieron con el alma rota y una esperanza incierta trazando sus destinos?;
¿qué encontramos después de la ausencia y la distancia? ¿Seremos los mismos,
los de antes, los de siempre? ¿Serán los otros, los que dejamos, los mismos que
quedaron?; ¿qué encontraremos más allá del Tiempo? Grietas en las aceras y en
el alma, hendiduras en el recuerdo y una infraestructura político-social
endeble que se hunde y nos hunde en la medida en que no reconoce su
vulnerabilidad y su error de existir, que se resiste a todo cambio que podría
ser la solución de todos los conflictos.
Gustavo,
personaje central, emprende un viaje de retorno después de quince años de
ausencia de su terruño para al final descubrir que, después de los abrazos y
los besos del reencuentro, nada de lo que dejó será lo mismo, ni siquiera él ya
es igual, pues los años pasados en el intento de insertarse en un mundo
diferente y desarrollado ha velado un poco la capacidad de emocionarse como
antaño. ¿O es que perdemos después de la distancia la capacidad de emocionarnos
hasta el límite del llanto porque el corazón se cubre de nostalgia y se protege
del dolor?
El
protagonista nos va develando a través de sus pensamientos y acciones los dos
sentimientos que permean a los cubanos de estos tiempos, los que se resisten a
partir porque se aferran a la tierra árida y cálida que los formó —como el
ejemplo de Celeste, la madre, acostumbrada a una forma de vida sencilla y
familiar, en la que el vecino más cercano es la mejor familia— y aquellos que,
a cualquier precio, quieren saber qué hay [en] Del otro lado de las costas
—como Ricardo, su amigo de la infancia, el médico que recurre a otra manera de
buscarse la vida porque la profesión más humana del mundo no da para vivir y a
toda costa quiere saber qué hay después de las fronteras marítimas, o cada uno
de los personajes jóvenes que integran las nuevas generaciones en las que la
moral y los principios se soslayan justificados por las grandes necesidades
materiales que asfixian la existencia cotidiana de los cubanos.
Es un
libro lleno de nostalgia y de presagios, con una luz esperanzadora al final del
camino que no a todos va a iluminar de la misma manera. Lo que hay [en] Del
otro lado de las costas, es algo que sólo usted podrá descubrir una vez
haya terminado la lectura de esta magnífica obra que con tanto amor, le entrega
su autor.
Libro nominado en la categoría de Mejor historia de ficción
en el International Latino Book Awards 2014
Tu mejor que nadie dabes que este precioso libro me toco el alma y que lo que escribi sobre el mismo lo hice con el corazon. Gracias por este libro, que es un fragmento de la realidad llevada al.papel por la mano virtuosa de un poeta-escritor.
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